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La membrana nictitante (del latín nictare, parpadear), o "tercer párpado", es una característica fisiológica propia de ciertos animales; se trata de una telilla o párpado accesorio transparente o translúcido que puede cerrarse para proteger al globo ocular y para humectar por debajo de los párpados principales, mientras se mantiene visibilidad.
Algunos reptiles, aves o tiburones poseen membranas nictitantes completas; en muchos mamíferos, se conserva una pequeña, sección vestigial de la membrana en uno de los vértices del ojo. Algunos mamíferos, tales como el camello, oso polar, foca y oricteropo, poseen membranas nictitantes completas.[1][2] En términos científicos a veces es denominada la plica semilunaris, membrana nictitans o palpebra tertia.
Especies de peces anfibios, reptiles, aves y mamíferos tienen membranas nictitantes completamente desarrolladas, sin embargo los primates por lo general no cuentan con ellas.[1][2] En los humanos la plica semilunaris (también denominada repliegue semilunar) y sus músculos asociados son homólogos de las membranas nictitantes que se observan en otros animales y vertebrados.[3] La mayoría de las especies de primates,poseen la plica semilunaris, solo los lémures y lorisoides entre los primates poseen membranas nictitantes completamente desarrolladas.[4][5]
Normalmente no es visible en un animal sano, pero puede cubrir medio ojo si el animal está enfermo (virus, diarrea, fiebre, lombrices).[6]
En el humano se materializa en el repliegue semilunar de la conjuntiva.[7] Gracias a esta membrana, el halcón no tiene que cerrar los párpados y puede volar a una velocidad media de 290 km/h, e incluso en algunos especímenes como el halcón peregrino se ha llegado a medir hasta 360 km/h en picada.[8]